Breve ensayo en el que se demuestra que los poderes estatales no solo explotan a las personas y coartan sus libertades, sino que también atentan contra la vida misma, llegando a poner en peligro la continuidad de la humanidad
I.
Conceptos
teóricos
‘Biopolítica’ es un concepto acuñado por el filósofo francés Michel Foucault que se puede definir como
el ‘conjunto de cálculos y tácticas que intervienen sobre una población
mediante la gestión de la vida’.
Hasta el siglo XVIII el poder del
Estado se había basado en la siguiente lógica: ‘hacer morir, dejar vivir’; pero a partir de ese momento la estrategia
de los Estados no es solo la de monopolizar la sustracción de la vida para
someter y extorsionar a sus súbditos, sino también la de ‘producir, regular y hacer eficiente’ la vida de sus ciudadanos. El
poder comienza a dictar normas relativas a la higiene, la alimentación, la
salud, la sexualidad, la natalidad o la raza. El nuevo ‘biopoder’ despliega todo tipo de políticas que empujan a las
personas a emprender acciones que resultan conformes a los intereses
estratégicos de los Estados, al mismo tiempo que aumentan la riqueza de sus
dirigentes. Nuestra vida deja de
pertenecernos para convertirnos en simples instrumentos teledirigidos por los
poderes constituidos[1].
La RAE define ‘eugenesia’ (del griego ‘eu’, ‘bien’, y del francés ‘génésie’, ‘génesis’) como el ‘estudio y
aplicación de las leyes biológicas de la herencia orientados al
perfeccionamiento de la especie humana’. La eugenesia, en otras palabras,
consiste en que el poder decide quién
puede o no puede tener descendencia, cuándo y en qué condiciones.
Sir
Francis Galton fue un eminente científico británico del siglo
XIX, experto en psicología, antropología, geografía, meteorología, biología y
estadística. Galton era primo de Charles
Darwin, el famoso biólogo que escribió la obra El origen de las especies y que fue el padre de la idea de ‘selección natural’, una teoría que imagina
una naturaleza cruel conformada por
especies e individuos que compiten entre sí en el marco de una guerra constante
y genocida[2].
Una de las grandes “contribuciones” a la ciencia del pariente de Darwin fue la
realización de un estudio taxonómico sobre las huellas dactilares, aunque Galton
es más conocido por ser el autor intelectual de las políticas eugenésicas que
emprendieron la mayoría de los Estados del mundo a lo largo del siglo XX. Francis
Galton consideró que los caracteres heredados son más numerosos y decisivos que
los adquiridos en vida, así que el
Estado debe regular la natalidad para impedir que los individuos indeseables se perpetúen mediante la
reproducción. ¿Quiénes son esos ‘indeseables’? Los miembros de las razas inferiores, los pobres, los
enfermos y los viciosos. La eugenesia
de Galton[3]
influyó en el nacionalsocialismo hitleriano, pero también en intelectuales de
izquierda como George Bernard Shaw o
H.G. Wells[4].
II.
Distintos
ejemplos de políticas eugenésicas
Cuando los nazis llegaron al
poder en 1933 promulgaron la Ley para la
Prevención de Descendencia con Enfermedades Hereditarias. Esta ley daba pie
a la esterilización forzosa de mujeres y
hombres afectados por ‘debilidad mental’, deficiencias físicas, ceguera y
sordera hereditaria, epilepsia, enfermedades mentales y alcoholismo. Los médicos del Tercer Reich practicaron unas 400.000 ligaduras de trompas que
causaron cientos de fallecimientos, aunque también muchos hombres fueron
sometidos a vasectomía en contra de su voluntad. En 1935 llegaron las ‘Leyes de
Núremberg’, como la Ley de Salud Marital que
prohibía las uniones entre personas ‘saludables por herencia’ y personas
‘genéticamente ineptas’, o la Ley de
Protección de la Sangre que criminalizaba las relaciones sexuales con
judíos y gitanos. Un año más tarde nacería la Oficina Central del Reich para Combatir la Homosexualidad y el Aborto[5].
Durante la guerra, la población no productiva, igual que los judíos y los
gitanos, se convirtieron en enemigos de
guerra de los nazis y fueron eliminados en los campos de concentración del Reich.
Los Estados socialistas no
perdieron la oportunidad de practicar políticas eugenésicas, tal fue el caso de
la antigua Checoslovaquia. No se sabe cuántas mujeres gitanas fueron esterilizadas por la fuerza, bajo coacción o
mediante engaños, llegando algunas de ellas a recibir dinero de las instituciones
sanitarias a cambio de dejarse practicar una ligadura de trompas. El centro de
“salud” de un único pueblo de Moravia llegó a esterilizar a 80 mujeres del
pueblo romaní. Un grupo de víctimas de esta política genocida denunció al
gobierno de la actual República Checa para conseguir una disculpa y una
compensación económica, pero la justicia
checa les denegó las indemnizaciones con
el argumento de que el Estado no podía responsabilizarse de los crímenes de la
antigua dictadura comunista checoslovaca. La excusa no parece demasiado
convincente, en tanto que la campaña de esterilizaciones forzosas a mujeres
gitanas continuó hasta el año 2003, una década después de la caída del
comunismo. El gobierno de la República “lamenta” lo ocurrido, al mismo tiempo
que escurre el bulto y asegura que los ‘errores individuales de algunos
médicos’ fueron la verdadera causa de esta infamia[6].
La esterilización forzosa de
mujeres también se llevó a cabo en el “país de las libertades”, unas décadas antes
de la irrupción de Hitler en Alemania. El inventor del teléfono, Alexander
Graham Bell, fue unos de los pioneros de la ideología eugenésica en EEUU; John Harvey Kellogg, el creador de los
insípidos cereales azucarados, creó la Fundación
para la mejora de la raza que abogaba por el abandono de los ‘niños
retrasados y minusválidos’ y por el exterminio de ‘criminales y pervertidos’.
El estado de Connecticut aprobó una ley en 1896 que prohibía el matrimonio a
los ‘epilépticos, imbéciles y débiles mentales’. En 1900, la Corte Suprema de
los Estados Unidos de América autorizó a los diferentes estados federales a
legislar leyes eugenésicas, normas que perduraron hasta la década de 1970. Casi todas las víctimas fueron mujeres
pobres pertenecientes a ‘minorías’, afroamericanas, hispanas o nativas
americanas. En el año 1978, diez mujeres de origen mexicano se querellaron
contra el estado de California por haber sido esterilizadas sin su
consentimiento; el juez las dejó sin indemnización. Pese a que las leyes eugenésicas
han sido derogadas, Amnistía Internacional ha denunciado recientemente que en
el Centro de Detención del condado de
Irwin (Georgia) se están practicando
histerectomías (extirpaciones de útero) a mujeres migrantes y refugiadas que no
han dado su consentimiento[7].
Entre
1935 y 1996 fueron esterilizadas 230.000 mujeres en Suecia en base a la
política de ‘higiene social y racial’, según un informe oficial
remitido al gobierno del Reino por Carl-Gustaf Andrèn en el año 2000. Todos los partidos políticos del parlamento
sueco, todos, aprobaron por consenso las leyes que forzaban la esterilización
de mujeres con problemas mentales y adicciones, aunque también fueron víctimas
de esta política eugenésica miles de mujeres de las etnias sami y gitana.
Países vecinos como Finlandia y Dinamarca imitaron el modelo sueco[8].
La mayoría de los cantones de Suiza aplicaron leyes que apoyaban la castración
obligatoria entre 1928 y 1985. Solo en
el cantón de Zúrich fueron esterilizadas por decisión judicial, y a petición de
los médicos que las atendían, más de mil mujeres, y cientos de ellas tuvieron
que abortar sin su consentimiento. El ideólogo de la eugenesia en la
Confederación Helvética fue el prestigioso psiquiatra Auguste Forel, cuyo rostro apareció durante décadas en los billetes
de mil francos[9].
El imperio del sol naciente
elaboró en 1940 la Ley de Eugenesia
Nacional que “solo” consiguió esterilizar a 538 mujeres. Tras la
“democratización” y occidentalización del Japón tras su derrota en la Segunda
Guerra Mundial, la norma fue reeditada con el nombre de Ley de Protección Eugenésica, en base a la cual más de 16.000 mujeres fueron esterilizadas
sin su consentimiento por ser consideradas ‘discapacitadas’ o ‘enfermas
mentales’. Japón se convirtió en el “paraíso del aborto”, ya que se llegaron a
practicar un millón de abortos al año desde 1950, además de unas mil
esterilizaciones anuales forzosas. En 1996 se derogó la ley eugenésica,
pero fue sustituida por la nueva Ley de
Protección de la Salud Materna que sigue haciendo del aborto una cuestión de Estado en Japón, a pesar del
gravísimo problema de envejecimiento poblacional que tiene el archipiélago[10].
Miles
de mujeres uzbekas están siendo esterilizadas sin su conocimiento mientras son
sometidas a una cesárea, casi siempre innecesaria. Los
datos son escalofriantes; hay centros sanitarios rurales que han llegado a
practicar ocho operaciones de este tipo cada semana, y en todo el país se
llegaron a contabilizar 80.000 casos en
tan solo siete meses. Una mujer de 24 años llamada Nigora tuvo su primer
hijo en un hospital después de ser sometida a una cesárea; en el transcurso de
la intervención, los médicos le extirparon el útero sin su consentimiento; horas
después, el bebé murió y Nigora se quedó sin la oportunidad de volver a ser
madre. Otra mujer que había dado a luz por cesárea, Adolat, acudió al hospital semanas
después del alumbramiento porque tenía pérdidas de sangre y un fuerte dolor en
el vientre; la médico le dijo que se debía a la histerectomía que decidieron
practicarle sin su permiso; ante las quejas de la víctima, la doctora le
aseguró: ‘¿Para qué necesitas más niños? ¡Ya tienes dos!’. La patóloga del
depósito de cadáveres de Andijan, Gulbakhor Turaeva, denunció en el año 2005
que había recibido 200 úteros de una sentada. El número de cesáreas no para de aumentar en Uzbekistán y la cifra
ronda ya el 80% del total de partos.
Aquellos que confían ciegamente en los sistemas sanitarios para aceptar,
por ejemplo, ser “vacunados” con una terapia génica experimental para combatir
una enfermedad que apenas tiene relevancia estadística, deberían conocer las
declaraciones anónimas de una ginecóloga de Taskent: ‘Cada año se nos presenta un plan. A cada doctor se le dice a cuántas
mujeres se espera que le practique contracepción, cuántas serán esterilizadas (…) Hay una cuota. Mi cuota es de cuatro
mujeres al mes’[11].
La surafricana Bongekile Msibi
fue madre por cesárea a los 17 años; después de su primera maternidad estuvo tomando
la píldora anticonceptiva durante una década; cuando dejó de hacerlo, no
conseguía quedarse embarazada, así que acudió a un centro sanitario en el que
le comunicaron que había sido esterilizada sin su consentimiento. La Comisión por la Igualdad de Género realizó
un informe en el que constató que quince
hospitales de la República Surafricana han estado practicando esterilizaciones
secretas desde 2001, aunque esta asociación solo ha conseguido la denuncia
de 48 mujeres afectadas. En cuanto comenzó la investigación de este turbio
asunto de eugenesia de Estado desaparecieron
misteriosamente numerosos informes de los archivos de los hospitales implicados[12].
Un artículo de La Vanguardia del 2 de marzo de 2021
informa acerca del nuevo proceso judicial que afronta el expresidente peruano Alberto Fujimori, que ya cumple 25 años
de condena por ‘vulneración de los derechos humanos’. En la década de los años
90 del pasado siglo, el Estado peruano emprendió una campaña de esterilización
de mujeres pobres, la mayoría pertenecientes a comunidades indígenas. Un total
de 1.301 mujeres fueron obligadas a
someterse a una operación de ligadura de trompas, o bien aceptaron por engaño la
esterilización irreversible bajo la coacción de médicos y funcionarios. Se
sabe que al menos cinco mujeres jóvenes fallecieron a causa de las condiciones
insalubres bajo las que estas intervenciones se producían. Los responsables del
gobierno de Fujimori se han desentendido del asunto y le han echado las culpas
a ‘las autoridades sanitarias locales’, como si éstas actuaran por su cuenta y
tomaran decisiones eugenésicas por iniciativa propia, algo que queda automáticamente
desmentido cuando se sabe que Alberto Fujimori presumió de su Programa
Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar en un ‘congreso
de 1995 celebrado en China’. Ese mismo año, el Gobierno peruano suspendió la
campaña de vacunación antitetánica al comprobarse que las vacunas inyectadas eran abortivas.
El lector se imaginará que las
numerosas, hiperactivas y bien financiadas asociaciones feministas estarán
reclamando justicia paras las más de mil trescientas mujeres mutiladas y
esterilizadas por el Estado peruano… Pero esto no está ocurriendo. Y es que el
‘congreso’ en el que Fujimori presumió de su política eugenésica, y que el
rotativo catalán La Vanguardia ha preferido
no mencionar, fue la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer
celebrada en Pekín en 1995, un invento de la ONU en el que se forjó el feminismo
de Estado y que dio lugar a la actual dictadura global de la ideología
de género[13].
III.
La nueva
eugenesia: reducir la población
El
feminismo institucional apoyó el
programa eugenésico de Fujimori porque sus objetivos
fundamentales son esencialmente los mismos, a saber:
1) Es el
Estado quien debe ordenar a las mujeres cuándo y en qué condiciones deben ser
madres en función de sus intereses militares, políticos, económicos e
ideológicos[14].
2) En las
últimas décadas, la inmensa mayoría de
los Estados se han empeñado en reducir drásticamente el número de nacimientos[15].
Mientras el feminismo de género
insiste en criminalizar a todos los hombres heterosexuales, especialmente a los
pobres, por la práctica de una ancestral ‘violencia machista’, la realidad no
hace más que demostrar que son los
Estados los principales causantes de la violencia contra las mujeres, una
violencia planificada y de gran alcance. Participan de estas prácticas que
atentan contra la libertad, la dignidad y la salud de las mujeres todos los
elementos del poder. Mientras las feministas se ofenden porque los obreros
abren demasiado las piernas en el transporte público, los ejércitos ordenan la violación sistemática de mujeres y niñas como
principal ‘arma de guerra’[16];
los miembros de las élites políticas y
económicas se entretienen violando, torturando y asesinando a niñas y mujeres
jóvenes de las clases populares[17];
los cuerpos legislativos y el aparato de propaganda encauzan la vida de las
mujeres para someterlas a la esclavitud
del trabajo asalariado, alejarlas de la maternidad y acercarlas al aborto; y el
sistema fármaco-sanitario impide de facto la fertilidad mediante las
esterilizaciones forzosas o bajo coacción y la reducción intencionada del
porcentaje de éxito reproductivo.
‘En
lugar de recomendarles higiene a los pobres debemos estimular hábitos opuestos.
En nuestras poblaciones debemos hacer más estrechas las calles, hacinar más
gente en las casas y cotejar el retorno de la peste. En el campo debemos
levantar las aldeas cerca de charcas estancadas y, sobre todo, alentar la
colonización de toda suerte de terrenos pantanosos e insalubres. Pero, por
encima de todo, debemos reprobar los remedios específicos para enfermedades
devastadoras y refrenar a esos hombres bienintencionados, pero equivocados, que
creen hacerle un bien a la humanidad abrigando planes para extirpar por
completo determinadas enfermedades’. Thomas Malthus. Ensayo sobre el principio de la población,
1798.
Este infame texto fue escrito por
el economista y clérigo anglicano Thomas
Malthus, padre del maltusianismo, una ideología biopolítica que
defiende la reducción de la población para que haya una mayor disponibilidad de
recursos per cápita.
La biopolítica de los siglos XIX
y XX se basó en aumentar la tasa de natalidad de Europa y Occidente, al mismo
tiempo que los Estados esterilizaban o provocaban el aborto de aquellas mujeres
tachadas de ‘indeseables’ en base a criterios raciales, económicos o vinculados
a la salud física y mental. Pero en la década de 1960 del pasado siglo, los
Estados comenzaron a abandonar la biopolítica
napoleónica-galtoniana y se tomaron en serio la perversa propuesta que el
pastor Thomas Malthus había planteado a finales del siglo XVIII. Junto con el movimiento hippy y la revuelta estudiantil del mayo del 68, nació
también el neomaltusianismo.
El presidente de los EEUU Richard Nixon creó en 1969 la Comisión sobre el crecimiento de la
población y el futuro de América, un organismo que presidió el magnate del
petróleo John D. Rockefeller. Esta
comisión elaboró el famoso ‘Informe
Rockefeller’ que apostaba por generalizar la práctica del aborto y el uso
de los anticonceptivos. Casualmente, la Fundación Rockefeller fue la principal
impulsora de la ideología feminista[18].
Ese mismo año, la OMS creó el Programa de Reproducción Humana (HRP)
apoyado por el Banco Mundial y que pretendía extender por el mundo la nueva
biopolítica diseñada desde los Estados Unidos.
En 1971, dos años después del
‘Informe Rockefeller’, se elaboró un ‘Memorándum de estudio para la seguridad
nacional’ que llevaba el nombre de Implicaciones
del crecimiento poblacional mundial para la seguridad de Estados Unidos y sus
intereses en ultramar, más conocido como ‘Informe Kissinger’,
pues fue elaborado por el Secretario de Estado y Consejero para la Seguridad
Nacional Henry Kissinger. El informe
abogaba por la ‘necesidad de desarrollar
programas de información, educación y persuasión a gran escala dirigidos a
disminuir la fertilidad (…) El
esfuerzo para reducir el crecimiento poblacional requiere una variedad de
métodos de control de natalidad que sean seguros, efectivos, baratos y
atractivos, tanto para los varones como para las mujeres’[19].
En
la Conferencia Mundial de la Mujer de
Pekín de 1995 se inaugura la biopolítica propia del siglo XXI,
mediante la cual, los dirigentes de los diferentes Estados “desarrollados”
decidieron acelerar el genocidio sobre la masa de las poblaciones autóctonas de
origen europeo y su sustitución étnica con la importación de inmigrantes
procedentes, en su mayoría, de países musulmanes. La escasez de recursos
naturales y energéticos fundamentales parece ser la excusa que lleva al
biopoder a emprender una operación de reducción drástica del número de
habitantes del planeta, centrándose en acabar con aquellos pueblos que todavía
conservan unos valores éticos basados en la cosmovisión del amor, la voluntad
de mejorar con esfuerzo y la idea de libertad individual, aspectos que tanto molestan
a los poderes instituidos.
En el año 2000, Robert McNamara, expresidente del Banco
Mundial, exsecretario de Defensa de los EEUU y antiguo presidente de la
multinacional Ford, aseguró: ‘Solo
hay dos formas posibles de evitar un mundo con diez mil millones de personas: o bajan rápidamente las tasas de natalidad,
o deberán subir las de mortalidad’[20].
‘Las implicaciones financieras de que la gente viva más de lo esperado, el
llamado riesgo de longevidad, son muy
grandes (…) El riesgo de longevidad es un tema que exige más atención ya’, relata un informe del Fondo Monetario Internacional
presentado en abril de 2012, cuando la directora del FMI era Christine Lagarde,
actual presidenta del Banco Central Europeo. ‘Tenemos sobrepoblación. El mundo
tiene 6.800 millones (de habitantes). La dirección es (dirigirse) hacia unos
9.000 millones. Pero, si hacemos un gran
trabajo con vacunas, atención sanitaria y servicios de control de la reproducción,
podríamos reducirla en, quizás, un 10 o un 15%’, frase pronunciada por el
poderoso empresario estadounidense Bill
Gates[21]
en el minuto 4:21 de una charla en el TED
Talks de 2010 que se puede consultar en internet[22].
La
Fundación Rockefeller ha reconocido
que destinó importantes sumas de dinero a la investigación de vacunas
anti-fertilidad. Hasta 650 científicos de 60 países trabajaron
desde la década de los años 60 en la creación de vacunas que dificultan la
fertilidad. Casualmente, desde el año 1995 estas investigaciones desaparecieron
o, lo más probable, dejaron de presentar al público sus resultados. Un informe
elaborado por Health Impact News en
2014 puso de relieve los crímenes cometidos por los fabricantes de vacunas,
centrándose en la investigación del Tribunal Supremo de la India iniciada en
2012 por las malas prácticas de la OMS, la Fundación
Bill y Melinda Gates, el PATH (Programa
para una Tecnología Apropiada en Salud) y la GAVI (Alianza Global de Vacunas e Inmunización). ¿La causa? Los ensayos
clínicos ilegales con niñas y jóvenes pobres que no recibieron información de
los riesgos que corrían por recibir dosis de vacunas experimentales. El diario Economic Times of India publicó en
agosto de 2014 que 16.000 niñas de la región de Andhra Pradesh recibieron una
dosis de la vacuna de Gardasil contra
el VPH (virus del papiloma humano) provocando el fallecimiento de cinco de las
cobayas humanas en 2010, mientras que un gran número de las menores usadas para
este experimento sufrió graves secuelas, como crisis epilépticas, dolores de
cabeza y estomacales y otros efectos adversos graves. Otras 14.000 niñas fueron
vacunadas en Gujarat con la vacuna Cervarix
de GlaxoSmitheKline (GSK), la mayoría
de ellas huérfanas sin escolarizar. Pese
a que cientos de las supervivientes han quedado esterilizadas de por vida, la
fundación de Bill Gates calificó la campaña de vacunación como un ‘éxito
rotundo’[23].
IV.
Prácticas
eugenésicas en la actualidad: el sistema sanitario como brazo ejecutor de la
reducción poblacional
Hemos visto que las políticas
eugenésicas han sido aplicadas por la mayoría de Estados, en todos los
continentes y en el marco de todo tipo de sistemas políticos, más o menos
totalitarios. Hemos comprobado que los
sistemas sanitarios son el brazo ejecutor de unas medidas genocidas decididas
por las instituciones de poder y diseñadas por eminentes y respetables
intelectuales como Thomas Malthus, Sir Francis Galton o Auguste Forel.
Pero, ¿la esterilización forzosa de mujeres es cosa del pasado, por muy
reciente que este sea? Solo en Francia
se practican al año entre 50.000 y 70.000 histerectomías, una cifra
desorbitada[24].
Pese a que esta mutilación solo se recomienda para atajar cánceres de cuello
uterino especialmente invasivos u otros problemas de salud sin tratamiento
alternativo y que puedan llegar a incapacitar a la paciente, lo cierto es que la decisión de extirpar el útero de mujeres
en edad reproductiva se toma con bastante ligereza en los países de
Occidente dotados de “avanzados” sistemas sanitarios. La histerectomía es la
tajante solución habitual para acabar con los fibromiomas benignos o para
tratar infecciones uterinas, una práctica radical e irreversible que genera un
gran impacto emocional en las pacientes: un
92% de las mujeres intervenidas sufren estados de ansiedad crónica y un 84%
padecen depresión[25].
A la generalización de las ‘histerectomías
preventivas’, no necesarias, habría que añadir la de otras intervenciones ginecológicas también innecesarias, como la salpingectomía
(extirpación de la trompa de Falopio) que algunas instituciones sanitarias
como el prestigioso MD Anderson Cancer
Center de la Universidad de Texas llegan a recomendar a mujeres sanas para
prevenir un posible cáncer de cuello uterino y evitar la menopausia precoz[26].
El mastodóntico sistema sanitario somete a las mujeres a un mayor número de
pruebas diagnósticas, unas pruebas que los médicos aseguran que no causan daños
y que se deben realizar de manera periódica para poder detectar con premura
enfermedades que, en estados avanzados, podrían poner en peligro la vida de las
mujeres. Lo cierto es que algunas de esas
pruebas diagnósticas generan riesgos añadidos que pueden provocar más daños que
los que pretenden prevenir. Además,
no pocos sanitarios cometen errores en
la interpretación de ecografías
y mamografías, o pecan de prudentes cuando ven tumores, miomas y quistes que no
son tales. ¿Cuántas mujeres sufren la mutilación de sus pechos, de su útero o
de alguno de sus dos ovarios o trompas de Falopio por culpa de un “exceso de
celo” del personal médico que las atiende? Una mujer que solo tenía una trompa
de Falopio, porque había sido sometida con anterioridad a una salpingectomía, consiguió
quedarse embarazada en 1998 pero no pudo seguir adelante con la gestación
porque fue diagnosticada por error de
‘embarazo ectópico’ a causa de una mala interpretación de la ecografía; así
que los médicos le practicaron una nueva extirpación de trompa, provocándole el
aborto e impidiéndole para siempre la maternidad. La Audiencia Nacional
reconoció el error médico y la mujer recibió 84.000 euros, al parecer, el
precio de una madre para el sistema judicial español[27].
Algunos autores ya hablan de violencia
obstétrica para referirse al conjunto de prácticas que el sistema
sanitario institucional ha normalizado y que generan todo tipo de efectos
adversos en las madres y en los neonatos, desde daños graves de salud a traumas
emocionales duraderos. Entre los procedimientos que pueden incluirse dentro del
concepto ‘violencia obstétrica’ cabe señalar el ius prime nocte o “derecho de pernada” al que el Estado somete a las niñas
a través de la rutinaria e innecesaria exploración ginecológica, una auténtica
violación
de Estado; el peligroso, y no siempre recomendado, tratamiento con yodo
durante el embarazo; la recomendación de la vacuna de la gripe estacional o de la
tosferina a las mujeres gestantes; el acto de parir en una postura antinatural que solo beneficia la comodidad del
ginecólogo que atiende el parto; el abuso
de la cesárea, que supone una cuarta parte del total de partos en España;
la práctica de la maniobra de Kristeller en un 25% de los partos, una maniobra
que consiste en acelerar el alumbramiento
empujando al feto mediante la presión del abdomen de la parturienta con el
antebrazo o los puños, lo que resulta muy peligroso ya que provoca
frecuentes fracturas en costillas, esternón o clavícula del feto, además de
hipoxia y disocia de hombros, aspectos por los que esta maniobra está prohibida
en países como Reino Unido o Estados Unidos; la práctica habitual de la casi siempre
innecesaria episiotomía o corte en el perineo de la mujer que está
dando a luz; el tratamiento con bromocriptina después del parto para
interrumpir la lactancia; o aspectos más simbólicos, pero de gran importancia,
como que un sanitario sea el que presente al recién nacido a su madre (y no al revés)
o que el parto sea un proceso despersonalizado en el que la mujer no sabe qué personas
la están atendiendo en medio de un clima de absoluta ausencia de sensibilidad y
humanidad[28].
Los factores aquí relatados no
son la única explicación, pero sin duda favorecen a que la tasa de fertilidad
en España sea extremadamente baja; en el año 2019, la tasa global de fecundidad fue de 0,31 hijos por mujer de
nacionalidad española[29], una cifra que anuncia la desaparición de los pueblos de la Península y los dos
archipiélagos en los próximos años. El Estado no parece alarmado por la
irreversible crisis demográfica y continúa subvencionando a las asociaciones
feministas anti-vida que abogan por el aborto, el odio al varón y la
obligatoriedad implícita del uso de métodos anticonceptivos, esas barreras a la
natalidad que no solo impiden la fecundación, sino que hipotecan la futura maternidad:
el uso continuado de la píldora
anticonceptiva o del anillo vaginal provoca la disminución de la reserva
ovárica entre un 16 y un 19%, además de reducir el volumen de los ovarios entre
un 29 y un 52%. La píldora ‘antibaby’
acelera el envejecimiento de los ovarios y anticipa la menopausia[30].
La actual crisis sistémica está
acelerando el proceso biopolítico genocida y las medidas que están tomando los
diferentes Estados prometen resultados significativos inmediatos en la reducción
del número de habitantes. La vacunación
masiva en Reino Unido contra la Covid-19 ha provocado, en tan solo seis
semanas, el aumento de un 366% de abortos involuntarios en mujeres embarazadas
que recibieron una dosis de las “vacunas” de Pfizer o AstraZeneca.
Al menos tres recién nacidos murieron en Reino Unido porque sus madres habían
recibido la “vacuna” durante la gestación[31].
Las
llamadas “vacunas” contra la Covid-19 afectarán al buen funcionamiento de los
testículos e impedirán el desarrollo de la placenta[32]. ¿Es la
vacuna contra la Covid-19 el golpe definitivo que servirá para reducir de
manera significativa el número de habitantes de Occidente?
V.
Conclusiones:
¿qué podemos hacer?
- Ser
prudentes. No vacunarse, no vacunar.
Evitar el parto hospitalario siempre que sea posible; acudir al parto en presencia de una persona de confianza.
- Convertirnos en los primeros responsables de
nuestra salud, sin delegar el cuidado de nuestro propio cuerpo a terceros. Debemos
llevar una vida sana, responsable, activa, armoniosa, convivencial y alegre
para no tener que depender de fármacos y servicios médicos profesionales. Debemos aprender a vivir al margen del
sistema sanitario, siempre que sea posible y conveniente[33].
- Al mismo
tiempo, tenemos que mantener un espíritu científico que nos ayude a encontrar
las causas y los remedios de nuestras dolencias, físicas y espirituales. La meditación, la auto-observación, la
reflexión, pero también la lectura, el estudio y el consejo de las personas con
experiencia (los verdaderos expertos) son los aspectos fundamentales que
nos permiten mantener o mejorar nuestra salud.
- No
debemos rechazar la medicina científica, pero sí debemos abandonar la actitud
pasiva propia del ‘paciente’ que entrega su destino a un desconocido con bata
blanca. La medicina científica es
conveniente y necesaria; un sistema de
salud democrático y autogestionado por las comunidades populares resulta
mucho más humano, económico, inclusivo y eficaz que no aquél que nos es impuesto
por el Ministerio de Sanidad, la Organización Mundial de la Salud y la gran
industria farmacéutica.
- Los
profesionales de la salud deben abandonar inmediatamente su actitud de
‘funcionarios’, es decir, el de herramientas que se limitan a seguir protocolos
y obedecer órdenes de sus superiores al margen de las evidencias científicas y a
espaldas del saber experiencial. El
principal objetivo del profesional de la salud debe ser el de mantener una actitud ejemplar basada en la
actuación conforme a un estricto código de valores personal que le impida
aplicar medidas eugenésicas y genocidas como las descritas. Antes que médico,
ser humano.
- Entre los
máximos responsables de las políticas que atentan contra la vida hay que
añadir, además de a los médicos y enfermeros que las llevan a cabo y a los
multimillonarios que dan la cara y absorben el peso de la culpa (Bill Gates), a
los altos funcionarios de los ministerios y de los organismos supraestatales que
elaboran los proyectos de ley y ordenan al ejecutivo las esterilizaciones
forzosas y otros protocolos sanitarios que atentan contra la vida y la salud de
las personas.
- El
conjunto de la sociedad debe (debemos) despertar y aceptar que los poderes establecidos no desean nuestro
bien, sino que actúan conforme a sus intereses particulares y que éstos suelen
ser contrarios a los nuestros. El poder es desalmado, inmoral, asesino y
genocida, tal y como demuestra la historia reciente y el desolador presente de pandemias de laboratorio y vacunación
forzosa. La Sanidad no debe estar en
manos del Estado.
- Debemos
pasar a la acción y comenzar a exigir
responsabilidades penales a todos aquellos burócratas, políticos, médicos, científicos,
empresarios, policías, periodistas, jueces y fiscales que, por acción u
omisión, están colaborando en la perpetración del mayor genocidio conocido de la historia.
La construcción de un nuevo
individuo y de una nueva sociedad es urgente y necesaria. O lo hacemos ya, o
desaparecemos.
Antonio Hidalgo Diego
Colectivo Amor y Falcata
[1] Conceptos desarrollados en la obra
Vigilar y castigar (1975) de Michel
Foucault y expuestos a modo de metáfora en la película El show de Truman (1998).
[2] El darwinismo es una teoría que ha
trascendido el campo de la biología, pues ha contribuido a conformar una
sociedad maquiavélica basada en el odio al prójimo, la competitividad y la
inmoralidad, una ideología conocida como darwinismo social. El darwinismo biológico
y social está emparentado con las ideas de Thomas
Hobbes (el ser humano es un lobo para el ser humano, así que las leyes positivas
y la coerción del Estado son imprescindibles para conseguir la paz social), con
las ideas de Friedrich Nietzsche (la
libertad del sujeto se realiza mediante la voluntad de dominar y machacar al
prójimo) e incluso con las ideas difundidas por los filósofos neoplatónicos (el cuerpo, la materia, la naturaleza son
elementos perversos; solo las ideas son positivas).
[3] El concepto ‘eugenesia’ fue desarrollado
por Galton en la obra El genio
hereditario (1869).
[4] George B. Shaw afirmó: ‘Con objeto
de producir más niños superiores, la
sociedad debería permitir a mujeres capaces concebir niños de varones capaces a los que no volverían a ver’. Además de escribir perlas
como esta, Shaw elogió la figura de Adolf Hitler, tal y como se expone en el
artículo El camino hacia la neoeugenesia,
dentro de Cuaderno de Cultura
Científica. Sobre la perversidad del escritor de ciencia ficción H.G. Wells
recomiendo la escucha de los programas H.G.
Wells, apóstol del Nuevo Orden Mundial del canal de internet El submarino Subversivo.
[5] El Estado biológico: higiene racial nazi, 1933-1939, dentro de Enciclopedia del Holocausto.
[6] El País, 24/11/2009.
[7] EEUU: Alarma por los informes que denuncian la esterilización forzosa
de mujeres detenidas, artículo que aparece en la página web de Amnistía
Internacional (17/9/2020).
[8] El País, 29/3/2000.
[9] El historiador y político Thomas
Huonker realizó un exhaustivo estudio de la eugenesia en Suiza que resume un
artículo de Swissinfo del 14/3/2002.
[10] Nippon.com, 29/8/2018.
[11] BBC News, 12/4/2012.
[12] Esterilización forzosa en Sudáfrica: ‘Me extirparon el útero y no tuve
la menor idea durante 11 años’, BBC
News (19/5/2020).
[13] El diario El País le dio un vergonzante masaje al entonces presidente del
Perú por haber participado en la conferencia feminista de la ONU organizada en
China. En el artículo titulado Fujimori,
único presidente entre mujeres (12/9/1995) el periódico de la progresía
española babeaba por la nueva ley peruana que “legalizaba” las operaciones de
ligadura de trompas y vasectomía que tanto incordiaban a la Iglesia católica, al
tiempo que felicitaban a Alberto Fujimori por ser el único mandatario mundial
de sexo masculino en molestarse en apoyar con su presencia la Conferencia Mundial de la Mujer. Es una
pena que El País no informase a sus
lectores que el plan del presidente “feminista” peruano consistía en mutilar a
miles de mujeres pobres y practicar un genocidio contra las comunidades
indígenas.
[14] Consultar Feminicidio o Auto-construcción de la mujer. Volumen 1: Recuperando la
historia (2014) de María del Prado Esteban Diezma y Félix Rodrigo Mora,
Aldarull.
[15] Cuando Napoleón Bonaparte inicia la
era del biopoder con la instauración
del patriarcado contemporáneo a través del Código Civil de 1804 su intención era que las mujeres de las clases
populares fuesen reducidas a la condición de útero, sin voz ni voto, cuya función social principal era la de
nutrir de carne de cañón a los ejércitos nacionales y de mano de obra a la
nueva industria. Así pues, el origen del patriarcado contemporáneo no hay que
buscarlo en las supuestas conductas machistas ancestrales de los hombres de las
clases populares, tal y como defienden las desinformadas feministas, sino en
una decisión biopolítica emprendida por los Estados en base a sus intereses
militares e industriales. Resulta complejo explicar las razones por las que los
altos funcionarios de los actuales Estados de Occidente llevan décadas
implementando una biopolítica basada en
la reducción de la población autóctona mediante la promoción de la
inmigración masiva extranjera, la práctica del aborto, el uso de
anticonceptivos, el fomento de las prácticas sexuales no reproductivas, la
homosexualidad, la pornografía, la pederastia, la niñofobia, la “necesidad” de cursar estudios interminables, el
encarecimiento artificial del precio de la vivienda, el estrés o la castración
química causada por los agentes tóxicos presentes en el medio ambiente, los
alimentos procesados, los medicamentos y las vacunas. Para conocer la dimensión
que está alcanzando el llamado invierno demográfico se debe consultar Erótica creadora de vida.
Propuestas ante la crisis demográfica (2019) de Félix Rodrigo Mora,
Potlatch ediciones.
[16] Desde la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945) la práctica de la violación forma parte de la estrategia de los
ejércitos occidentales. Solo en la ciudad de Berlín, 995 mujeres solicitaron un
aborto en 1945-1946 por haber sido violadas por soldados del Ejército Rojo que
obedecían órdenes del delincuente sexual Lavrenti Beria, responsable del Comité de Defensa Estatal soviético durante
la ‘Gran Guerra Patria’; unas 100.000 mujeres fueron violadas en la capital
alemana; 1,4 millones de mujeres fueron
violadas solo en el este de Alemania. Consultar Berlín, la caída: 1945 de Antony Beevor.
[17] Consultar las obras La escritura en el cuerpo de las mujeres
asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado
(2008) de Rita L. Segato y El
Minotauro en Alcàsser. Crimen sádico, voluntad de poder y feminismo de Estado (2020)
de Antonio Hidalgo Diego, Potlatch.
[18] Consultar La Conspiración WITCH: El feminismo de género en el sistema NOM (7/1/2019)
de Laureano Benítez, publicado en Madridpress.com.
[19]¿Es
el objetivo real de la vacuna anti-fertilidad reducir la población mundial? Jesús García Blanca. Publicado en Dsalud, Revista Mensual de Salud y Medicina,
Julio de 2013.
[20] Misma referencia que en la nota
anterior.
[21] El abuelo de Bill Gates, William
Henry Gates I, era miembro de la Sociedad
Americana de Eugenesia; su padre, William Henry Gates II, impulsó la Federación Americana para la Planificación
Familiar. Bill, junto a su esposa, presiden la Fundación Bill y Melinda Gates que promueve todo tipo de medidas
eugenésicas. Gates, uno de los
principales accionistas de la multinacional de transgénicos y agroquímicos Monsanto, dirige desde el año 2000 la
GAVI (Alianza Global para Vacunas e Inmunización).
[22] O en un artículo de rtve noticias (19/1/2021) que reproduce y
confirma la frase de Gates pretendiendo desmentirla.
[23] Bill Gates se enfrenta a un juicio en la India por probar vacunas de
manera ilegal en niñas marginales (12/11/2014), Ecoportal. Pese a la abundancia de noticieros que publicaron en
2014 estas informaciones, las agencias ‘antibulos’ afirman en 2021, con total
descaro y falta de apego a la verdad, que son falsas.
[24] Hysterectomy. Indications, abuse, psychological impact (1995) en National Library of Medicine.
[25] Depresión y ansiedad en mujeres histerectomizadas no oncológicas
posterior a la cirugía (2019) por la Facultad de Medicina de la Universidad
Andrés Bello de Santiago de Chile. Publicado en Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología.
[26] El mundo de la farándula ha puesto
su granito de arena para animar a las mujeres a que se mutilen los órganos
relacionados con su femineidad y fertilidad. Los medios de comunicación de todo
el mundo alabaron la valentía de la
actriz Angelina Jolie cuando ésta se sometió a una doble mastectomía
(extirpación de los dos senos) solo porque podía padecer en el futuro un
hipotético cáncer de mama.
[27] Interpretación errónea de una ecografía provoca la extirpación de una
trompa (26/5/2011) publicado por AVINESA (Asociación de Víctimas de
Negligencias Sanitarias).
[28] Consultar los artículos Violencia obstétrica: violencia de género y
violación de derechos humanos (29/5/2016), en Acta Sanitaria y Violencia
obstétrica: la maniobra de Kristeller carece de ciencia y ética (16/10/2019)
en No gracias, menos medicina y más salud.
Es muy recomendable también la consulta de las entradas del blog La Vida Intrauterina.
[29] Datos del Instituto Nacional de Estadística.
[30] Las mujeres que toman la píldora tienen menores niveles de reserva
ovárica (1/7/2014), publicado por SINC,
La ciencia es noticia.
[31] En solo 6 semanas hubo un aumento de un 366% de pérdidas de bebés por
nacer en madres que recibieron la inyección Covid, publicado en Ciencia y Salud Natural en base a los
datos del informe ‘Eudra Vigilance’ de
la Agencia Europea de Medicamentos.
[32] Consultar el Informe de Revisión Científica Covid-19 publicado en biologosporlaverdad.es.
[33] El médico que recomienda no ir al médico. Entrevista a Antonio
Sitges-Serra (13/4/2020) en El
Confidencial.
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